La industria de la construcción es un complejo campo en el que intervienen distintos componentes que afectan los diferentes proyectos que emprenden las empresas dedicadas a este negocio. El cumplimiento normativo, las obligaciones legales, las condiciones económicas, la rentabilidad y la contratación, son solo algunos de los factores que podrían determinar el éxito de una obra civil.
Es entonces cuando la gestión de proyectos se hace imprescindible, entendiendo esta como un enfoque integral que brinda las herramientas necesarias para controlar el ciclo de vida de los mismos, alcanzando los objetivos que permitan llegar a la meta propuesta.
De acuerdo a esta necesidad, el Project Management Institute (PMI) se dedica al fomento de la gestión de proyectos como campo de estudio, proponiendo esquemas de trabajo que en la experiencia han demostrado ser efectivos. Estas buenas prácticas, que se manifiestan a través del PMBOK, se guían por seis procesos clave: iniciación, planificación, ejecución, seguimiento, control y cierre.
La aplicación de las buenas prácticas permite la estructuración, dirección y seguimiento de los proyectos, integrando a los interesados, las comunicaciones, el alcance, los recursos, el tiempo, los costos y los riesgos. Haciendo uso de la tecnología y con el apoyo del marco de trabajo establecido por el PMI, es posible la gestión integral que permite cubrir el ciclo de los proyectos de construcción, incluyendo la preparación previa, la gestión y el seguimiento posterior a su finalización.
Control integral es sinónimo de éxito
Un sistema de gestión debe contemplar el ciclo de vida de los proyectos como un proceso integral que requiere de la gestión de las áreas de conocimiento para ser llevados a cabo. Cada proyecto implica ciertas particularidades que deben ser atendidas como tal y las buenas prácticas deben ser adaptadas a las necesidades puntuales de cada uno de ellos.
Así las cosas, para alcanzar el éxito en los proyectos es indispensable analizar las expectativas de los interesados, definir las comunicaciones, identificar y gestionar los riesgos, elaborar un cronograma que detalle cada una de las actividades a ejecutar durante las diferentes fases, definir los responsables, administrar la dedicación de cada uno de los recursos, planear las adquisiciones, estimar los costos con el fin de establecer el presupuesto, controlar el alcance y monitorear transversalmente las desviaciones. Igualmente, se debe contar con indicadores que permitan conocer el estado del proyecto y tomar las decisiones necesarias a fin de mantener su viabilidad.
El uso de un sistema de gestión permite obtener una serie de ventajas referentes al control completo de los proyectos frente a ciertos métodos tradicionales, aún empleados en muchas empresas dedicadas a la construcción. Uno de los elementos más valiosos con los que se cuenta es el almacenamiento de la información en un registro histórico. Dicha información se construye conforme avanza el proyecto y en conjunto con las lecciones aprendidas se convierte en un repositorio de consulta que ofrece oportunidades de mejora en futuros proyectos.
En la medida en que las compañías que pertenecen al sector de la construcción, en cabeza de los gerentes y directores de proyecto, adopten como propias las herramientas de gestión tecnológicas, podrán obtener métricas de gestión que les permitan optimizar procesos, anticiparse a posibles eventos, mejorar el desempeño y aumentar el éxito organizacional.
